martes, 12 de julio de 2016

A mi mejor amigo


Recuerdo muy bien el día en que te conocí. Yo era una joven guatemalteca con grandes sueños; tú, un joven mexicano en un país desconocido. Éramos ingenuos, éramos niños que no sabían lo que la vida les tenía preparado. Jamás imaginé que conocerte ese día, conocer a ése joven mexicano que pronto se convirtió en mi amigo,  iba a cambiar por completo mi vida.

Un día nos dimos un beso, un beso que duró mucho más de lo que los dos esperábamos. Un beso que se convirtió en una propuesta, una promesa y en una vida juntos. Una vida llena de sueños e ilusiones. Éramos dos jóvenes sin experiencia, llevados por el amor, por la ilusión, por la promesa.

Pronto nos dimos cuenta, que las relaciones son mucho más que solo amor. Son convivencia, paciencia, dedicación y constancia. Ni fuiste tu, ni fui yo; simplemente fallamos los dos. A lo mejor nuestra falta de experiencia nos llevo a lo inevitable. Somos humanos y es de humanos cometer errores.

Ahora somos dos adultos con experiencia que se dan cuenta que los cuentos de hadas no existen y que una relación no solo es amor; es mucho más. Tal vez no era nuestro momento o a lo mejor siempre fue el plan perfecto del universo. Yo quiero pensar que fue exactamente lo que tuvo que ser. No cambiaría nada del tiempo que compartimos. Las historias, las risas, los llantos, los momentos lindos y momentos difíciles también; todo nos hizo crecer.

La vida duele y enseña, pero siempre para bien si nos atrevemos a ver la vida sin miedo. Sé que a ti solo puedo desearte lo mejor. Eres y siempre serás mi mejor amigo y sé que un día una chica verá a ese hombre increíble de gran corazón que eres y que ahora tiene mucho más para ofrecer. Sé que un día yo conoceré a alguien también. Los dos merecemos lo mejor y no esperaría menos; somos dos personas increíbles.

Nuestra historia, siempre será nuestra; ahora démonos a la tarea de reescribir historias por separado. Sin miedo y sin rencor. Cómo te lo dije una vez y lo repito de nuevo, si éste viaje fue hermoso, no puedo imaginar lo increíble que será el próximo para cada quien.


Te amo mejor amigo. Suerte en la vida y en el amor. Te deseo lo mejor.

domingo, 10 de julio de 2016

Yo escritora.



Desde hace mucho tiempo quería escribir. En algún momento pensé que se me había acabado la creatividad o que a lo mejor no era lo mío.

He pasado por muchos momento en la vida, buenos y malos. En éste momento, creo estar en el mejor de los momentos. En un instante en dónde me empiezo a reencontrar con esa niña que di por perdida. Me acuerdo que de niña veía magia en todo el mundo, no puedo ni empezar a describir todos los colores que mi mente veía, las posibilidades, la maravilla: ¡cómo me encantaría volver a ser niña!

Recuerdo que cuando me estaban enseñando a escribir oraciones (lo recuerdo perfectamente) estaba con mi mamá haciendo una tarea porque me acababan de enseñar “adjetivos”. Vaya, como me encantaría tener ese cuaderno en el que escribí mis primeras líneas. Me acuerdo que llegué con mi madre muy orgullosa de haber terminado mi tarea, ella leyó mis oraciones y me dijo: “Están hermosas nena, pero tratá de escribirlas más cortas”; porqué para mí, cuando descubrí todo lo que podía transmitir a través de palabras, oraciones y frases, me pareció increíble. Podía describir toda la maravilla que veía, los colores, los sueños y las imágenes. Creo que las letras son algo con lo que me siento muy cómoda, siento que estoy en mi ser y siento que puedo expresar todo a través de ellas. Debo admitir que no soy muy buena hablando (los que me conocen podrán dar fé que explico la mitad de lo que quiero transmitir), pero escribiendo puedo dar a conocer todo mi ser.

Lastimosamente, la vida pasa y las situaciones se dan. Mi vida no fue fácil y si me pusiera a contar todo lo que he vivido (emociones, situaciones y demás) no acabaría de explicar porque éste momento es tan crítico. Toda la magia que veía se fue esfumando con la vida. Fui convenciéndome que no era lo mío o que se había apagado la creatividad en mí. Dejé que muriera la niña soñadora que habitaba en mí.

Este momento en el que me siento a escribir por primera vez en mucho tiempo. De mis ojos brotan lágrimas de felicidad porque ya llevo más de media página escrita, algo que pensé no volvería a pasar. Creo que la niña que pensé había muerto, solo estaba dormida, esperando ser rescatada. ¡Amo escribir! Es parte de mi; siempre he escrito y creo que no hacerlo fue una de las cosas que más me ha afectado. No sé si sea buena o mala haciéndolo, lo único que sé es que es natural en mí. Tengo cuadernos llenos de pensamientos, historias, emociones, etc. Cosas que salen naturalmente cuando escribo. Así como para algunos tocar un instrumento musical, pintar algo en un lienzo o similar es un orgasmo emocional indescriptible, para mi lo es escribir.

Ahora, debo admitir que parece absurdo e incongruente que diga que lo amo y no lo he hecho en mucho tiempo. Creo que el problema, es que ya no me amaba tanto como para hacerlo. No encontraba un sentido para hacerlo, cuando en realidad no debe haberlo. ¡Para escribir solo se necesita escribir! Y por ello, este fin de semana me propuse hacerlo y lo estoy haciendo, ¡quiero hacerlo! Hoy estoy segura que en mí todavía queda mucha de esa magia de creatividad de la niña que sigue allí. Hoy estoy segura que quiero empezar de nuevo y continuar con la escritura, porque aunque no lo crean, mis manos no pueden parar en éste momento. Siento una necesidad insaciable de seguir escribiendo.

Para los que no lo sabían, se los confieso: “soy escritora de naturaleza”. De mi brotan las palabras escritas como del piano la música al ser sentida. Experimento euforia y pasión al momento de que mis manos empiezan y no pueden parar, seguido de un éxtasis inmediato al momento en que termino una pieza.

Ahora, no sé cuál de todos los géneros es el que elegiré. No sé si quiero la poesía, el cuento, la novela o el guión; de seguro serán todos. Lo que sé es que siento una necesidad innata de poner en papel lo que tengo en la mente. De contar todos mis amores, demonios, historias y maravillas. Mi mente siempre ha sido un mundo confuso para mí, usualmente me pregunto: ¿Por qué no puedo ser normal? ¿Por qué tengo que PENSAR TANTO? ¿Por qué debo ANALIZAR TANTO? No puedo controlar la cantidad de cosas que pasan por mi cabeza, pero ahora veo claro: tengo que dejar todo salir. Las historias, las frases, los cuentos, los poemas, los miedos, los amores, los rechazos. Creo que por eso amo tanto escribir. Porque es una forma de manejar todo lo que mi mente quiere expresar y decir.

Con esto dicho y en mente, los invito a que sigan leyéndome. No sé lo que saldrá mañana que me siente en éste mismo lugar a escribir, no lo sé. Lo único que sé es que le seré fiel a este deseo que siento por sacar las cosas. Este deseo de compartir todas las maravillas que habitan éste mundo mágico que llevo en la cabeza.

Espero que les guste y que lo disfruten y entiendan que aunque no soy profesional y no sé como llamar a lo que escribiré, es algo que es natural para mi y por ello lo haré y lo compartiré. No tiene porqué gustarles, ni tienen porqué opinar. Creo que lo único que sé, es que lo haré porque llevo mucho tiempo prometiéndome a mi misma que lo haré.

Así que hoy me pido perdón por haber dejado de escribir. Y dedico todo lo que escriba de hoy en adelante a la niña que aún existe en mí. ¡Te mantendré viva por siempre!


Yo soy Paola Toledo y soy escritora.

martes, 18 de diciembre de 2012

Por si llegara el fin del mundo en dos días...






¡Hay que chulada de vida!

Primero que nada, quiero agradecerle a mis padres por haber creado tan especial ser, o sea a mi y también por haber aguantado las incontables locuras que habitan en mi mente día a día. Esas épocas de adolescencia en dónde fui la incomprendida y aún así ayudaron siempre a alegrarme el día. También lo siento mucho por que les tocó un ser tan extraño y tuvieron que luchar contra todo el que se opuso a mi estilo de vida, pero al final del día, reconozco que sin ustedes nunca hubiera sido así de extrovertida. Y además, creo que yo también les dejé muchas dichas en la vida, porque no es todo los días que se tiene a un Peyote como hija y menos así de loco como yo y por ello, les digo, estén orgullosos (aunque ya sé que lo están). Fueron mi ejemplo en lo bueno y en lo malo y no sería la persona que soy al día de hoy si en ésta vida me hubiera tocado otra familia. Y aunque muy poco he logrado hasta ahora, si no llegara el fin del mundo en dos días, prometo ser el orgullo de la familia pronto. Y claro, los amo con todo mi ser. 

A mi hermano le digo que lo amo también y aunque no siempre fuimos los mejores amigos, sos el que me ayudo a defenderme ante el mundo. Sin ti, hermano, no hubiera sabido nunca lo que es el no dejarme de nadie. Tampoco hubiera sabido la movida que puede desarmar a alguien en dos movimientos, lo que es bueno, por si el fin del mundo trae consigo caos, sabré como combatirlo. Y si se acaba el mundo, lástima que no compartimos más; casi todas las familias tienen muchos hermanos y nosotros solo nos tenemos el uno al otro. Por ello y aunque seamos dos polos opuestos, te agradezco que en ésta vida hayas sido mi bro, no me pudo haber tocado alguien mejor; sos mi orgullo y mi ejemplo a seguir (obviamente, la oveja blanca).

A mi familia le quiero decir que la amo mucho y al igual que mis padres, gracias porque aguantaron todas mis rarezas y extrañezas y aunque a veces me juzgaron, siempre supieron entender que yo fui el cactus en medio del bosque y que no podía ser lo que todos querían, tenía que ser yo. Por ello y por todos los momentos compartidos, los amo muchísimo.

A mis amigos: que bueno haber compartido ésta vida con ustedes. Son la onda y me enseñaron tanto; todos y cada uno de ustedes guardan un pedazote de mi corazón. Me hicieron pasar momentos tan felices, momentos de alegría total y al igual que todos los que participaron en ésta vida que he vivido, les agradezco de todo corazón por todos los momentos que me llevo ahora en el momento del fin. No pude haberme llenado de más gente linda en otra vida como en ésta. Y bueno, espero que todos tengan el fin que merecen, chupando, cogiendo y bailando como locos.

Y a mi hermoso novio: aunque no somos 100% compatibles como las películas de hollywood nos hacen pensar que deberíamos ser y aunque somos los polos más opuestos de éste universo, te amo mi amor y no pude haber estado con nadie mejor en el fin del mundo. Sos mi nueva familia, mi amante y mi mejor amigo. Por tu comprensión y amor, te agradezco.

Ahora, espero y solo espero, que el fin del mundo no sea una total catástrofe y que me tarde en morir como 10 horas. Si es que sucede, espero que sea inmediato; tampoco quiero que nos lleven los extraterrestres como lo sugiere Alienígenas Ancestrales porque me dan miedo. Y claro, espero que ustedes tengan un fin del mundo igual de bello que el mío. Solo espero que el fin que viene el 21, sea el que todos necesitamos y esperamos. Los amo y espero poder hablarles en 4 días.

Por ahora,

Au revoir mon chérie. 

lunes, 5 de octubre de 2009

Los Mocos


Mocos molestos
Mocos simples
Mocos flojos
Mocos duros
Mocos verdes
Mocos grises
Incluso mocos negros

Mocos acuosos
Mocos monstruosos
Mocos que se salen
Mocos que no salen
Mocos que lastiman
Mocos que se miran
Mocos que suenan
Mocos crecientes
¡Mocos vivientes!

Mocos, mocos y más mocos
La única culpable, la gripe

Que chingan los mocos...

Cucarachas Ninja!


El sábado por la noche sucedio lo siguiente:

Descanso en el sillón tranquilamente y escucho un crujido, me levanto, veo al techo y he ahí,
astuta y de exquisita forma, con su cuerpo semi-café y el trasero levantado como el de un escorpión cuando va a atacar. ¡Es una cucaracha ninja! Se encuentra en el techo en su máxima expresión de ataque.

Me asusto y corro a buscar ayuda. Mi madre, como siempre, hace caso omiso a mi desesperada súplica. Me tenso y escucho otro crujido. Corro de vuelta y de nuevo veo al techo. ¡Más cucarachas ninja! Deslizándose del techo en finas telas de araña. Me recuerdan a la famosa escena de Tom Cruise en Misión Imposible. Cautelosas y exactas, pero crujientes. Son demasiadas, no puedo contra ellas. Me desespero y empiezo a llamar a mi madre alarmada: "Mami veni... ¡Apurate!"... No hay respuesta.

Trato de pegarle a una con un sobre, pero fallo. De pronto, siento algo que cae del techo en mi espalda. Frío y con muchas patas, revolotea. Empieza la danza arítmica del pánico y empiezo a gritar. Ella revolotea sus alas mientras yo trato de quitarmela de encima. Escucho su crujido, ese crujido...

Luego, mi desesperación llega a su límite y ¡PUF! Abro los ojos agitada...
Escucho un crujido. Es la lluvia que cae delicadamente en la calle, la relajante lluvia y yo, cucarachas ninja... ¡Que absurdo!