Desde hace mucho tiempo quería escribir. En algún momento
pensé que se me había acabado la creatividad o que a lo mejor no era lo mío.
He pasado por muchos momento en la vida, buenos y malos. En
éste momento, creo estar en el mejor de los momentos. En un instante en dónde
me empiezo a reencontrar con esa niña que di por perdida. Me acuerdo que de
niña veía magia en todo el mundo, no puedo ni empezar a describir todos los
colores que mi mente veía, las posibilidades, la maravilla: ¡cómo me encantaría
volver a ser niña!
Recuerdo que cuando me estaban enseñando a escribir
oraciones (lo recuerdo perfectamente) estaba con mi mamá haciendo una tarea
porque me acababan de enseñar “adjetivos”. Vaya, como me encantaría tener ese
cuaderno en el que escribí mis primeras líneas. Me acuerdo que llegué con mi
madre muy orgullosa de haber terminado mi tarea, ella leyó mis oraciones y me
dijo: “Están hermosas nena, pero tratá de escribirlas más cortas”; porqué para
mí, cuando descubrí todo lo que podía transmitir a través de palabras, oraciones
y frases, me pareció increíble. Podía describir toda la maravilla que veía, los
colores, los sueños y las imágenes. Creo que las letras son algo
con lo que me siento muy cómoda, siento que estoy en mi ser y siento que puedo
expresar todo a través de ellas. Debo admitir que no soy muy buena hablando (los que me conocen podrán dar fé que explico la mitad de lo que quiero transmitir), pero
escribiendo puedo dar a conocer todo mi ser.
Lastimosamente, la vida pasa y las situaciones se dan. Mi
vida no fue fácil y si me pusiera a contar todo lo que he vivido (emociones,
situaciones y demás) no acabaría de explicar porque éste momento es tan
crítico. Toda la magia que veía se fue esfumando con la vida. Fui
convenciéndome que no era lo mío o que se había apagado la creatividad en mí. Dejé
que muriera la niña soñadora que habitaba en mí.
Este momento en el que me siento a escribir por primera vez
en mucho tiempo. De mis ojos brotan lágrimas de felicidad porque ya llevo más
de media página escrita, algo que pensé no volvería a pasar. Creo que la niña
que pensé había muerto, solo estaba dormida, esperando ser rescatada. ¡Amo
escribir! Es parte de mi; siempre he escrito y creo que no hacerlo fue una de
las cosas que más me ha afectado. No sé si sea buena o mala haciéndolo, lo único
que sé es que es natural en mí. Tengo cuadernos llenos de pensamientos,
historias, emociones, etc. Cosas que salen naturalmente cuando escribo.
Así como para algunos tocar un instrumento musical, pintar algo en un lienzo o
similar es un orgasmo emocional indescriptible, para mi lo es escribir.
Ahora, debo admitir que parece absurdo e incongruente que
diga que lo amo y no lo he hecho en mucho tiempo. Creo que el problema, es que
ya no me amaba tanto como para hacerlo. No encontraba un sentido para hacerlo,
cuando en realidad no debe haberlo. ¡Para escribir solo se necesita escribir! Y por ello, este fin de semana me propuse hacerlo y lo estoy haciendo, ¡quiero hacerlo! Hoy
estoy segura que en mí todavía queda mucha de esa magia de creatividad de la
niña que sigue allí. Hoy estoy segura que quiero empezar de nuevo y continuar
con la escritura, porque aunque no lo crean, mis manos no pueden parar en éste
momento. Siento una necesidad insaciable de seguir escribiendo.
Para los que no lo sabían, se los confieso: “soy escritora
de naturaleza”. De mi brotan las palabras escritas como del piano la música al
ser sentida. Experimento euforia y pasión al momento de que mis manos empiezan
y no pueden parar, seguido de un éxtasis inmediato al momento en que termino
una pieza.
Ahora, no sé cuál de todos los géneros es el que elegiré. No
sé si quiero la poesía, el cuento, la novela o el guión; de seguro serán todos. Lo que sé es
que siento una necesidad innata de poner en papel lo que tengo en la mente. De
contar todos mis amores, demonios, historias y maravillas. Mi mente siempre ha
sido un mundo confuso para mí, usualmente me pregunto: ¿Por qué no puedo ser
normal? ¿Por qué tengo que PENSAR TANTO? ¿Por qué debo ANALIZAR TANTO? No puedo
controlar la cantidad de cosas que pasan por mi cabeza, pero ahora veo claro:
tengo que dejar todo salir. Las historias, las frases, los cuentos, los poemas,
los miedos, los amores, los rechazos. Creo que por eso amo tanto escribir.
Porque es una forma de manejar todo lo que mi mente quiere expresar y decir.
Con esto dicho y en mente, los invito a que sigan leyéndome.
No sé lo que saldrá mañana que me siente en éste mismo lugar a escribir, no lo
sé. Lo único que sé es que le seré fiel a este deseo que siento por sacar las
cosas. Este deseo de compartir todas las maravillas que habitan éste mundo
mágico que llevo en la cabeza.
Espero que les guste y que lo disfruten y entiendan que
aunque no soy profesional y no sé como llamar a lo que escribiré, es algo que
es natural para mi y por ello lo haré y lo compartiré. No tiene porqué
gustarles, ni tienen porqué opinar. Creo que lo único que sé, es que lo haré
porque llevo mucho tiempo prometiéndome a mi misma que lo haré.
Así que hoy me pido perdón por haber dejado de escribir. Y dedico
todo lo que escriba de hoy en adelante a la niña que aún existe en mí. ¡Te
mantendré viva por siempre!
Yo soy Paola Toledo y soy escritora.